MISTERIOS DEL LUPANAR

«A la juventud en general, y, en particular…, a quien quiera comprenderme. A ti, risueña falange imberbe que por el escarpado camino de la vida se deslizan tus ilusiones a merced del viento que las empuja: a ti corre esta novela, y con ella, las más sanas aspiraciones del autor. Si sois hijo, leedla. Si sois padre, meditadla. Si sois hembra, admitidla; pero si sois vicioso y por la senda del mal os guía Satanás uncidos al yugo de la perdición, entonces… ¡oh! entonces… arrojadla lejos, ¡muy lejos!, seguros de que su lectura os servirá tan solo de insulso pasatiempo. Es un drama pasional… Un drama propio del siglo que por desgracia vivimos y al que podemos llamar, despreocupadamente, “El siglo de los dramas”. Es un engendro más de la escuela realista… De esa escuela simpático-literaria que no se para en gazmoñerías y vierte sobre las páginas de sus novelas la realidad purísima exenta de pujos y recelos banales que, en otras obras del mismo género, restan colorido y adulteran la originalidad de los personajes haciéndolos aparecer con expresiones y caracteres que ellos no gozan en su propia vida. […] Esta novela, que a la vista tienes, ¡oh, lector amado!, es moral a pesar del realismo que destilan sus páginas. Léela con calma. Ella te enseñará a educar a tus hijos, si eres padre; a corregirte, si eres vicioso; a pensar cuerdamente, si eres hembra; a huir de los engaños y «primadas», si eres soltero».